LIMPIEZA FACIAL PROFUNDA

1. Evaluación de la piel: El primer paso es analizar el tipo de piel del paciente y su estado general. Esto permite ajustar el tratamiento a las necesidades específicas de la piel, ya sea grasa, seca, mixta o sensible.
2. Limpieza inicial: Se limpia el rostro para eliminar restos de maquillaje, sudor y cualquier residuo superficial. Generalmente se utiliza un limpiador suave que respeta el pH de la piel.
3. Exfoliación: Se aplica un exfoliante o peeling suave que ayuda a eliminar las células muertas acumuladas en la superficie de la piel. Esto prepara los poros para el siguiente paso, facilitando la extracción de impurezas.
4. Crema para abrir poros: En lugar de vapor, se aplica una crema específica que ayuda a ablandar el sebo y a abrir los poros de forma suave y efectiva. Esta crema facilita la extracción manual de las impurezas, sin necesidad de recurrir al calor del vapor, lo que puede ser más adecuado para pieles sensibles o reactivas.
5. Extracción manual: Esta es la parte central del tratamiento. Con herramientas especializadas y de forma manual, el profesional extrae puntos negros, espinillas y comedones de los poros. Es un proceso delicado que requiere destreza para evitar dañar la piel o causar cicatrices.
6. Aplicación de mascarilla: Después de la extracción, se aplica una mascarilla calmante y purificadora que ayuda a cerrar los poros, reducir la inflamación y restablecer la barrera natural de la piel.
7. Tónico: El tónico se utiliza para equilibrar el pH de la piel y refrescar el rostro después de la extracción.
8. Hidratación y protección solar: Para finalizar, se aplica una crema hidratante adaptada al tipo de piel, y durante el día, es fundamental usar un protector solar para proteger la piel, que estará más sensible después del tratamiento.

Frecuencia recomendada

Para mantener una piel limpia y saludable, es recomendable realizar una limpieza facial profunda cada 4 a 6 semanas. Esto ayuda a prevenir la acumulación de impurezas y a mantener los poros libres, permitiendo que la piel respire adecuadamente y evitando la formación de imperfecciones.

Importancia de la rutina en casa

Si bien la limpieza facial profunda es esencial, el cuidado diario en casa es igual de importante para mantener los resultados. Una rutina básica debe incluir:

• Limpieza diaria: Un limpiador suave dos veces al día (mañana y noche) para eliminar suciedad y exceso de grasa.
• Exfoliación: De una a dos veces por semana para eliminar las células muertas y prevenir la obstrucción de los poros.
• Hidratación: Utilizar una crema hidratante adecuada al tipo de piel, incluso si se tiene piel grasa, ya que esta necesita hidratación para equilibrar la producción de sebo.
• Protector solar: Todos los días, incluso si no se sale al exterior, para proteger la piel del daño solar.
• Productos adecuados: Es vital usar productos que sean adecuados para el tipo de piel y sus necesidades particulares (antiacné, antiarrugas, hidratantes, etc.). Un mal uso de cosméticos puede empeorar problemas existentes como el acné o la sequedad.

La combinación de una rutina diaria efectiva y una limpieza facial profunda periódica garantiza una piel más luminosa, saludable y libre de impurezas.